Juguemos al deporte

Hablar de juego y deporte como entidades separadas me parece que no sucede siempre, y que en muchos puntos no hay una diferencia clara, o van entremezcladas.
El juego es una actividad lúdica, de entretenimiento, y de ocio, y también puede ser de convivencia, social o individual y puede o no ser formal y deportiva, en algunos casos casi inconsciente.

Como ejemplos puedo mencionar los juegos de mesa, los videojuegos, azar, etc., y naturalmente los deportes.

También es importante la connotación de “juego” en otros puntos, por ejemplo en una clase cuando un alumno está jugando con una pluma o un papelito, y a estos juegos me refiero como inconscientes o casi inconscientes.

El deporte por otro lado, me parece que en muchos casos surge necesariamente como un juego, pero lo que lo caracteriza es que está regulado, y entonces hay toda una estructura complementaria más allá del propio jugador o jugadores.

Esto incluye organizadores, infraestructura definida (aunque no siempre adecuada), y reguladores que se encargan de que el mismo reglamento se cumpla: los árbitros.

También se puede decir que el deporte, además de la regulación, incluye la competencia, el enfrentarse con rivales con el objetivo de ganar una determinada competencia, aparte de otros objetivos como obtener el mejor lugar posible aunque no sea el primero, mejorar marcas personales o en equipo, etc.

Llevando un poco más allá la discusión, alguien que no compite ni practica de manera regulada, pero que diario entrena o “echa cascaritas”, ¿Es un deportista? ¿Es un jugador? ¿Es un atleta? ¿Es varias cosas a la vez?


Me parece que puede ser esto último. Sea formal o informal, regulado o no, todos son jugadores.

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